Yorkshire-Terrier-Cachorro-ComprarA pesar del pequeño tamaño del Yorkshire, los cuidados que requiere han de ser esmerados, empezando por su alimentación pero sin olvidar las rutinas de higiene.
El Yorkshire Terrier es una raza que procede de Gran Bretaña. Tiene un peso que puede oscilar entre 1,5 y 3,1 kilogramos, como máximo oficial. Se trata de un animal bien proporcionado, compacto, de pelo largo y liso que le cuelga por los lados dejando una línea divisoria a lo largo del dorso; de la nariz a la cola. Es de color gris oscuro azulado desde la nuca a la cola y el resto es de color fuego. Las uñas y la trufa son de color negro.

Un pequeño gran carácter
Cuando traemos a casa a un perro miniatura como el Yorkshire Terrier, lo hacemos con la idea de tener un nuevo amigo a quien mimar y acariciar. Sabemos que será un animal muy cercano a nosotros, con el que conviviremos estrechamente y que, con toda seguridad, nos acompañará a casi todas partes. Pero no perdamos la perspectiva, bajo esa apariencia de cachorrillo y tras esos cálidos ojos castaños, hay un perro de verdad, uno como todos los demás, con las mismas necesidades, instintos y reacciones. Debemos ser muy conscientes de ello durante la educación de nuestro nuevo perro. Dado su reducido tamaño, a menudo se pasan por alto comportamientos que de ningún modo permitiríamos a un perro de mayor medida. El hecho de que sus deposiciones sean minúsculas, no implica que dejemos de sacarlo a la calle. Para él salir es importante, le permite reconocer su territorio y sentirse seguro en él. Durante el paseo diario se relaciona con otras personas y animales. Hay que recordar que un perro es un animal social y debe estar conectado con más individuos para estar tranquilo y no desarrollar conductas de miedo o agresividad. ¡Cuantas veces presenciamos una escena donde un Yorkshire diminuto se enfrenta con un perro mucho más grande que él! Todos piensan ¡mira qué insensato! Lo que ocurre realmente es que el Yorkshire, al igual que cualquier perro miniatura no tiene ni la menor idea de que es pequeño. Él solo sabe que es un perro, igual que su contrincante. Por eso debemos tener cuidado cuando se relaciona con otros perros, porque no es consciente de lo frágil que es y podemos tener un disgusto.

Firmeza y constancia
Con el pequeño Yorkshire, como con todos los perros, hay que ser firme y constante. En primer lugar, hay que enseñarle a comer bien. ¿Cómo es posible que este pequeño animal siempre parezca tener hambre? La respuesta es sencilla: son muy glotones, mientras vayan recibiendo un alimento que les guste, seguirán comiendo, a pesar de su diminuto estómago. Ello conduce a la aparición de problemas digestivos, como la acidez o incluso el reflujo gástrico. Por otro lado, hay que tener cuidado con lo que se deja a su alcance, ya que son propensos a tragarse cualquier cosa, comestible o no, al menos hasta los 6 meses de vida. Hay que corregir esta inclinación hasta que dejen de hacerlo porque pueden ingerir grandes cantidades de alimento, juguetes, calcetines y demás objetos que a veces hay que extraer con cirugía. Encontrarás más consejos sobre cómo se educa y adiestra al Yorkshire en este artículo (http://www.affinity-petcare.es/advance/es/Yorkshire-Como-se-le-educa).

Precaución con la comida
El Yorkshire tiene un intestino corto más hecho a la digestión de proteínas y grasas animales que a la de vegetales. Ahora bien, una cierta cantidad de fibra es conveniente para contribuir a su salud gastrointestinal. En cuanto al número de tomas, puedes guiarte por un método general para proporcionarle comida a lo largo del día, aunque la regla básica es que a menor edad, mayor frecuencia. De uno a tres meses, debes alimentarlo cuatro veces al día; de cuatro a siete meses, 3 veces al día; y a partir de los ocho meses, una o dos veces. En el caso de los Yorkshire tipo toy, los de tamaño más reducido, es recomendable dividir la cantidad total de alimento en 2 raciones diarias. Esto se debe a que el estómago de estos animales es demasiado pequeño para admitir de una sola vez todo el alimento que necesitan a lo largo de 24 horas. Eso sí, hay que evitar darle comida entre horas. Y un último consejo: alimentaremos al yorki después de su paseo ya que no es recomendable salir a hacer ejercicio con el estómago lleno.

541629_955355071143713_5639438053925753937_nOjos y orejas
Una de las particularidades de la pequeña anatomía de estos perros es que al nacer sus orejas están gachas para erguirse posteriormente a los dos o tres meses de vida. Sin embargo, un exceso de pelo -por dentro o por fuera de estos apéndices-, al igual que la presencia de suciedad, pueden retrasar el proceso. Si ha pasado el tiempo normal sin que sus inconfundibles orejitas en forma de ‘V’ se hayan levantado, es recomendable llevarlo a una peluquería especializada para que eliminen cuidadosamente el exceso de pelo en esta zona tan sensible. Si a pesar de ello tu Yorkshire no levanta sus orejas, no hay ningún otro método que te pueda ayudar a conseguirlo: ni los vendajes de orejas ni los suplementos nutricionales a base de minerales son de verdadera ayuda.
Otra parte que requiere atención, en este caso de forma permanente, son los ojos ya que tienden a producir legañas. La manera casera de eliminarlas es aplicar agua del grifo con una gasa, si se realiza eventualmente. Si se realiza una limpieza diaria lo ideal es utilizar un producto especializado, que permite deshacer mejor la legaña y no resultará irritante para la conjuntiva del animal. A menudo se recomienda el uso de suero fisiológico para la higiene ocular, pero se ha comprobado que su uso a largo plazo deja restos minerales sobre la córnea que podrían irritar el ojo. Nunca utilizaremos algodón para limpiar los ojos a nuestro Yorkshire porque puede dejar residuos.

Tratamientos capilares
Pero si por algo llaman la atención estos pequeños canes es por su abundante, largo y sedoso pelaje que tiene la ventaja de no caerse en exceso ya que carecen de una segunda capa interna. Con todo, debido a su considerable longitud -en proporción al tamaño de su cuerpo-, será necesario un cepillado diario y también antes de bañarlos para que no se formen demasiados nudos que resultan incómodos para el animal. Además, de esta manera conseguiremos activar la segregación natural de grasa y que tenga siempre un aspecto aseado. La acumulación de suciedad podría acarrear problemas dermatológicos.
Con el fin de potenciar el brillo del pelo, se pueden aplicar acondicionadores y aceites específicos, a base de aceite de visón, por ejemplo. En cuanto al cuidado capilar, en los primeros meses de vida el uso de un cepillo cardador ayudará a la muda de pelo del Yorkshire. Posteriormente, solo se deben emplear cepillos metálicos sin punta redondeada para el peinado diario y de cerdas naturales para el acabado final y aceitado, en su caso. Debemos tener en cuenta que un animal que recibe un cepillado con regularidad necesita bañarse menos, ya que vamos eliminando polvo y suciedad. En cualquier caso, salvo prescripción veterinaria que diga lo contrario, no bañaremos al Yorkshire más de una vez al mes. Y una última recomendación relacionada con la higiene y en concreto sobre el baño: hay que mantener siempre controlada la temperatura del agua y de la habitación para que no sea demasiado fría. Así evitaremos los resfriados.

Uñas
Aquí tenemos una recomendación muy importante, para un perro miniatura como este: debemos estar pendientes del crecimiento de sus uñas. Su estilo de vida en el interior de un piso y los paseos cortos por la ciudad, hacen que sus uñas tengan un insuficiente desgaste natural. Por eso, regularmente revisaremos las uñas de nuestro amigo, por sin necesitan un corte. En caso contrario, las uñas demasiado largas pueden alterar la posición normal de los dedos o harán que el animal resbale por el suelo liso de nuestra casa. Esta situación, en un animal tan pequeño, puede conducir a artrosis prematura o lesiones en las rodillas o caderas. El veterinario o el peluquero pueden encargarse de esta sencilla maniobra.

Problemas de salud del cachorro de Yorkshire Terrier
Todos los cachorros de perro de raza pequeña son muy frágiles, debido a su tamaño (algunos de ellos pesan alrededor de 200 gramos al nacer). Esto supone una gran tendencia a sufrir accidentes y traumatismos, en situaciones cotidianas (caídas del sofá, pisotones, golpes al cerrar una puerta…) Pero hay algunas enfermedades que, dado su componente genético se encuentran con mayor frecuencia en cachorros de esta raza (lo cual no significa que nuestro Yorki vaya a sufrirlas necesariamente). Vamos a profundizar un poco en ellas:

– Displasia retiniana hereditaria: es una patología ocular en la que la retina, que es una capa lisa, presenta pliegues. Puede darse incluso un desprendimiento de retina, en los casos graves. El diagnóstico se puede realizar entre las 6 y las 8 semanas de edad. Cuando la retina no de desprende ni desgarra, el animal conserva la visión.

– Enfermedades neurológicas: como la subluxación atlanto-axial (donde hay una alteración en el desarrollo de las 2 primeras vértebras cervicales, que comprime la médula espinal y durante el primer año de vida puede dar problemas al caminar e incluso parálisis) o la encefalopatía hepática (problemas hepáticos que pueden dar síntomas neurológicos diversos, durante los primeros 12 meses). Otra patología neurológica que pueden presentar los Yorkshire Terrier es la hidrocefalia. Se trata de una excesiva acumulación de líquido cefalorraquídeo. Los síntomas van desde dificultad para el aprendizaje y cambios de conducta, hasta alteraciones neurológicas graves.

– Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes: ocasiona una necrosis de la cabeza del fémur, que conduce a osteoartritis. Afecta en mayor medida a los machos que a las hembras. Aparece alrededor de los 3 a los 4 meses de edad; pero puede pasar inadvertida hasta los 6 meses. El animal no apoya la extremidad afectada en el suelo y presenta mucho dolor al manipular la cadera. Se puede corregir con una intervención quirúrgica de modo muy satisfactorio.

– Displasia de codo: se trata de una luxación congénita de la articulación, el radio y el cúbito están desplazados con relación al húmero. Puede manifestarse a partir de las 4 a las 6 semanas de vida. El tratamiento suele ser quirúrgico y varía en función de la alteración que presente el animal.

El hecho de adquirir un Yorkshire no implica necesariamente que vayamos a encontrarnos con estas patologías. Eso sí, si nuestro animal padece alguna de ellas no debe reproducirse, porque el riesgo de que las transmita a los cachorros es alto.

Fuente: www.affinity-petcare.com