1981786_913948908617663_5078369584203222288_nLos gatos necesitan socializarse desde temprana edad, preferiblemente entre la segunda y la séptima semanas de vida. Para ello, conviene que se relacione con todo tipo de animales, personas, entornos y ambientes.
Uno de los principales pilares en la educación de cualquier animal es la socialización. Se trata del proceso mediante el cual el cachorro establece relación con otros animales, tanto de su misma especie como de otras distintas, y también con las personas. Si no llevamos a cabo este proceso, el gato podría desarrollar conductas miedosas o defensivas. El período más receptivo para el aprendizaje se sitúa entre la segunda y la séptima semanas de vida.

Estímulos
Para una correcta socialización, el cachorro debe ser acariciado desde muy temprana edad, y de la misma forma conviene hablarle y hacer que se acostumbre a la presencia y la relación con gatos, otros animales y humanos, facilitándole de esta forma estímulos para su desarrollo. Cuando hay una falta de estímulos auditivos, táctiles o visuales, el aprendizaje es más lento, la coordinación de movimientos es menor y puede desarrollar un carácter miedoso.

El papel de la madre
En la educación de un gato la madre tiene un papel decisivo. Una conducta materna adecuada por parte de la gata da lugar al desarrollo de un carácter equilibrado en el cachorro. Por ello, entre otros motivos, no es conveniente que los cachorros sean separados de su madre al nacer, ya que necesitan la figura materna para desarrollarse física y psicológicamente. Gracias a la madre, los gatos aprenden a relacionarse correctamente con otros miembros de su especie. Como norma general, es aconsejable que el cachorro permanezca con su madre y hermanos hasta entre la sexta y la octava semana de vida. De esta forma, desarrollará sus habilidades comunicativas y tendrá la opción de jugar y relacionarse con sus hermanos.

Fuera del ‘nido’
Una vez que el cachorro haya sido separado de su familia felina, le tocará habituarse a su familia humana, además de a los otros animales con los que vaya a convivir, si es el caso. Durante este proceso, es conveniente que el cachorro sea sometido al mayor número de estímulos posibles. Así, es aconsejable que se relacione con diferentes personas de características diversas. De la misma forma, es importante que se acostumbre a cambios en el entorno, así como a estar en ambientes y lugares distintos, y en general a cualquier estímulo con el que probablemente vaya a enfrentarse a lo largo de su vida. Todo este proceso, en cualquier caso, debe hacerse de forma gradual y con cierto tacto, para evitar que el cachorro se sienta abrumado o sobrepasado.

Las normas
Finalmente, habrá que enseñar a nuestro pequeño amigo que existen una serie de normas de conducta y de convivencia que debe cumplir. Hay que recordar, en este aspecto, que los gatos son muy independientes y solitarios y no necesitan, como los perros, de una figura dominante a la que obedecer. Así, la educación de los gatos se debe basar más en el respeto mutuo para una convivencia armoniosa.

Fuente: www.affinity-petcare.com