10460757_919527861393101_6717439909975836121_nLas fobias son probablemente, las alteraciones del comportamiento más difíciles de solucionar. Muchas veces, lo máximo que podemos hacer es intentar manejarlas de la mejor manera posible y reducir sus consecuencias.
Una fobia se define como una respuesta desmesurada de miedo ante un estímulo concreto. En el ser humano decimos que una fobia es un miedo irracional; es decir, miedo a algo que realmente no nos hace daño.

El miedo es una reacción psicológica natural que presentan los animales superiores ante situaciones reales de peligro, y que genera una serie de comportamientos encaminados a proteger al animal de ese peligro, por ejemplo, esconderse de un depredador, huir de un incendio, etcétera. El miedo forma parte de un conjunto de sensaciones que en el proceso evolutivo de los seres vivos han comportado un aumento de las posibilidades de supervivencia de los individuos.

En cambio, en las fobias, el miedo que siente el animal se relaciona con estímulos que no implican peligros reales, pero a pesar de ello, si el estímulo persiste, el miedo se hace más y más intenso, llegando a provocar reacciones muy extremadas y dañinas para el animal y su entorno. El animal sufre mucho por algo que no va a perjudicarle, pero él no lo sabe.

Las fobias en el perro
Las fobias más habituales en la especie canina se producen ante ruidos intensos (truenos, petardos, disparos, sirenas), personas, objetos extraños, niños y, en general cualquier cosa que no haya sido expuesta al perro cuando era un cachorro. Es por esta circunstancia por lo que los veterinarios, educadores y expertos en comportamiento siempre insisten en aprovechar el periodo de socialización del perro (desde el nacimiento hasta las 12 semanas) para educarle y acostumbrarle a todo aquello que deba experimentar en su vida futura.

Otras fobias menos frecuentes son las relacionadas con algunos olores (como el olor de los centros veterinarios) o a personas que utilizan instrumentos especiales para desplazarse: bicicletas, sillas de ruedas, muletas, etcétera.

El porqué de las fobias
No todos los perros presentan fobias. Tampoco se ha podido demostrar una tendencia por razas. Aparte de los casos en que exista una fobia por falta de socialización al estímulo, en las fobias a los sonidos fuertes, que son las más habituales, no se ha podido establecer del todo cuáles serían las causas. Sin embargo, existen varias posibilidades:

Causas de fobias
1.
Los perros tienen una capacidad auditiva muy superior a la nuestra (unas 500 veces mayor) y esto hace que los ruidos intensos sean más desagradables para ellos que para nosotros.

2.
Se cree que los perros con fobias a sonidos fuertes podrían tener el sentido del oído especialmente desarrollado, de forma que algunos estímulos sonoros pudieran llegar a ser dolorosos.

3.
A veces el perro asocia un estímulo con algún tipo de trauma que experimentó de muy cachorro.

4.
Existe una predisposición genética heredada, pero es difícil de medir.

Los síntomas
Los síntomas de fobia son muy característicos y fáciles de identificar pero pueden variar de unos perros a otros. Van desde la búsqueda desesperada de un refugio donde esconderse dentro de la casa, a rascar la puerta para intentar huir de ella o buscar el contacto con el propietario. También observaremos que el animal presenta temblores intensos, aullidos, gemidos, jadea, se orina o defeca y puede llegar a vomitar en casos extremos.
Si estamos en el exterior, el perro puede llegar a escaparse; si estamos en casa y abrimos la puerta, puede huir. Si hay un balcón o ventana abiertos, puede saltar.

En los casos más graves, el perro puede llegar a ser capaz de anticipar el estímulo que causa la fobia porque detecta signos que asocia a dicho estímulo en situaciones pasadas. Por ejemplo, un perro con fobia a los truenos puede empezar a sentir angustia y temblar en un día nublado. O los perros con fobia a los petardos, presentan síntomas de fobia si detectan olor a pólvora.

Manejo y tratamiento de las fobias
Existen diferentes posibilidades de tratar a los perros que presentan fobias. Debemos recordar que no podremos nunca curar el problema completamente, pero podemos mejorar mucho los síntomas y reducir la angustia del animal.

El procedimiento que suele tener mayor éxito es hacer una terapia de comportamiento, pero implica mucha paciencia, tiempo y perseverancia. Consiste en dos diferentes pautas de adiestramiento: la desensibilización y el contracondicionamiento.

La desensibilización consiste en intentar acostumbrar al perro al estímulo exponiéndolo a él de forma muy suave, lenta y progresiva e ir incrementando el tiempo o la intensidad del estímulo poco a poco permitiendo que el perro lo asimile. Por ejemplo, con los sonidos fuertes, se pueden utilizar grabaciones de disparos, petardos o truenos a un volumen muy bajo de forma que el perro no se asuste al oírlo y lentamente con el tiempo, ir subiendo el volumen para conseguir que el perro tenga menos miedo. Lo podemos acompañar con premios si la reacción del perro a los sonidos es buena y esto potenciará más el efecto.

El contracondicionamiento se basa en corregir un comportamiento condicionado que presenta el perro y enseñarle otro comportamiento diferente. Si el comportamiento que queremos evitar es, además, incompatible con el que deseamos que aprenda, funciona mejor todavía. Por ejemplo, el perro con fobia a los petardos ha aprendido que cuando los oye, como tiene miedo huye o se esconde. Este aprendizaje condicionado hace que, ante el primer petardo, hay una respuesta automática de huída. Si nosotros le enseñamos la orden de estar quieto con premios y después practicamos esa orden tras la reproducción de una grabación de un petardo y el perro responde bien podemos conseguir con el tiempo que, cuando escuche un petardo, le demos la orden de «quieto» y nos haga caso. El perro no puede huir y quedarse quieto al mismo tiempo. Si lo conseguimos le ayudamos a luchar contra el miedo.

Es mejor trabajar este método una vez que se ha probado la desensibilización. Además de estas pautas existen otras posibilidades, como crear una zona segura y tranquila dentro del hogar donde el perro se sienta bien en los momentos de ansiedad o utilizar ansiolíticos recetados por un veterinario.

En cualquier caso, ante un caso de fobia lo más indicado es llevar al animal a la consulta del veterinario etólogo quien podrá valorar la terapia a seguir.

Fuente: www.affinity-petcare.com