bullmastiffAltura:
de 61 a 68 centímetros.

Peso: de 41 a 60 kilogramos.

Color: leonado o rojo, siempre puro y neto y con la posibilidad de una mancha en el pecho.

Longevidad: de 8 a 11 años.

Características:
Esta raza de origen británico tiene la particularidad de haber sido creada con una finalidad muy concreta. Así, el Bullmastiff fue creado en el siglo XIX con el objetivo de combatir la caza furtiva que asolaba los dominios de los terratenientes británicos de la época.

Los perjuicios que los cazadores furtivos estaban provocando a los landlords británicos con sus incursiones en sus inmensas propiedades les llevaron a perseguir la idea de crear un perro que fuera lo suficientemente fuerte y temible como para atemorizar a los posibles intrusos y poder dominarlos. De este modo, y dado que no existía ningún perro adecuado para esa tarea, comenzó el proceso de cruces entre razas para dar con el ejemplar óptimo para tal cometido. El Bullmastiff se creó así a partir del cruce de bulldog y mastiff con la aportación del potente olfato del bloodhound, que dio como resultado una raza temible en línea con los requerimientos de los terratenientes británicos.

El Bullmastiff fue la respuesta perfecta a las necesidades de los landlords de Gran Bretaña del siglo XIX. Era capaz de localizar, perseguir y atrapar –sin llegar a hacerle daño- a cualquier intruso que se introdujera en su territorio a cualquier hora del día.

Estándar:
Características generales. Es un perro activo y sólido, con un a constitución potente y formas armoniosas.

Cabeza, cara y cuello. El cráneo es fuerte y cuadrado y la cabeza ancha y alta con unas mejillas bien desarrolladas. El perímetro cefálico puede llegar a ser igual a la altura de la cruz. El hocico es corto y ancho, de forma cuadrada a la altura de la nariz, que es ancha y con las aberturas nasales muy abiertas. Los ojos son medianos y de color oscuro o avellana, bien separados debido a lo ancho del hocico, y con un surco bastante profundo entre ellos. Las orejas, pequeñas y oscuras, tienen forma de V y forman un pliegue alto y bien separado en el occipucio, lo que da al cráneo un aspecto cuadrado. El cuello es bien arqueado, medianamente largo y muy musculoso.

Cuerpo. El Bullmastiff tiene el pecho ancho, profundo y bien descendido, con unos hombros musculosos, oblicuos y potentes sin llegar a estar sobrecargados. El dorso es corto y recto, con el lomo ancho y musculoso. El pelo que recubre su cuerpo es corto, duro y bien apretado contra el cuerpo, lo que le protege de manera eficaz de las inclemencias meteorológicas.

Extremidades. Los miembros anteriores son muy potentes y rectos, con una excelente osamenta, mientas que los posteriores son igualmente fuertes y musculosos. Los pies no son muy grandes y presentan la forma llamada ‘pie de gato’, con dedos arqueados y almohadillas duras. Las uñas son de color negro.

Carácter:
La fiereza del Bullmastiff es incuestionable. Fue creado para tener este rasgo de manera predominante y hoy es considerado una raza potencialmente peligrosa, lo que obliga a su dueño a cumplir una serie de requisitos para poder tenerlo de manera legal. No obstante, el Bullmastiff, correctamente adiestrado, es un perro muy pacifico y bonachón con su familia, a la que le unen lazos afectivos muy fuertes. La educación de este moloso es vital para conseguir que afloren los rasgos de su carácter más positivos y dosificar la potencial agresividad que contiene.

Un excelente guardián

Si sus antepasados –bulldogs, mastiffs– combatieron osos o toros y el Bullmastiff propiamente dicho se encargó de velar por las propiedades de los terratenientes y abordar a los que se entrometían, más tarde fue utilizado por la policía británica como ‘poli’ de choque y en Sudáfrica como guardián de las minas de oro y diamantes. Este perro siempre se comporta de manera muy profesional cuando se le encomienda una tarea y es particularmente obediente, por lo que es perfecto para asumir estas tareas de guardián. Importante: hay que educarlo para que no muerda ya que su mandíbula es muy potente. Recuerde que es una raza potencialmente peligrosa y en manos equivocadas puede llegar a serlo de manera efectiva.

Un grandullón de buen fondo

En buenas manos, este perro es muy pacífico y afectuoso pese a su aspecto algo gruñón. Tiene mucha paciencia y bebe los vientos por su dueño, de manera que siempre se mostrará voluntarioso y con ganas de ayudarle en lo que necesite. Además, no es nada celoso y recibe de manera normal a los invitados en casa. Igualmente es muy tolerante y acepta de buen grado las bromas y travesuras de los niños, de los que busca constantes abrazos y caricias. Pese a sus aires de ‘brutote’, el Bullmastiff es un perro de lo más sensible y amistoso.

Día a Día:
Necesita aire libre
El Bullmastiff necesita la vida al aire libre. Un animal de su temperamento no puede vivir encerrado entre cuatro paredes ya que puede afectar a su estado anímico y a su salud, así como potenciar su agresividad con los extraños. Un perro que corría en libertad por las grandes extensiones de tierra de los terratenientes británicos difícilmente se acostumbrará a la vida en un pequeño apartamento. Hay que considerar que su mantenimiento, debido principalmente a su gran apetito, es medianamente caro. Su dueño, además de proporcionarle una correcta y cuidadosa educación, debe asumir los requisitos de una raza que está considerada como potencialmente peligrosa.

Raza potencialmente peligrosa
Como raza peligrosa que es, su dueño debe obtener una licencia administrativa a la autoridad municipal o estatal y para que se la conceda debe ser mayor de edad, no presentar antecedentes penales, disponer de capacidad física y psicológica demostrada para poseer uno de estos animales y tener suscrito un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros. Otras obligaciones que su dueño debe asumir por su naturaleza de raza peligrosa son, por ejemplo, sacarlo de paseo siempre con una copia de la licencia administrativa y de la inscripción del perro en el registro de perros potencialmente peligrosos, así como el uso de bozal y correa –de al menos 2 metros y no extensible-. Si vive en una zona urbanizada hay que levantar una valla alta que bordee el perímetro de la casa para que no se escape, con rejas que impidan el paso de una mano entre ellas.

La técnica de inmovilización del Bullmastiff
Cumple su cometido de inmovilización de malhechores a la perfección, para lo cual dispone de una técnica muy depurada que le permite retener al intruso en cuestión durante horas si es necesario. El Bullmastiff se lanza contra el intruso, lo tira al suelo y lo inmoviliza con todo su peso impidiendo que se levante hasta recibir una orden por parte de su dueño. Ha habido casos en los que este enorme guardián ha llegado a tener inmovilizado a un ladrón hasta 21 horas ni más ni menos.

Un gran tragón
Este gran guardián tiene unas necesidades alimentarias bastante importantes. Es un animal que puede llegar a los 60 kilogramos y tiene una energía arrolladora, por lo que a la hora de comer no se anda con remilgos. De esta manera, un Bullmastiff es capaz de ingerir entre 900 y 1.100 gramos de comida seca cada día, una cantidad nada desdeñable.

Salud:
Hay que andar con un especial cuidado en lo que se refiere a su alimentación ya que es un perro bastante comilón y puede tender a engordar con facilidad. Si se convierte en un perro obeso, el Bullmastiff envejece mal y de manera precoz, lo que puede ocasionarle problemas cardiovasculares debido a que su corazón no es capaz de resistir tanto peso. Hay que darle de comer en dos-tres tomas diarias ya que si no puede padecer torsión de estomago, una dolencia habitual en algunos perros.
Las enfermedades a las que esta raza puede estar genéticamente predispuesta incluyen: displasia de cadera, displasia de codo, enfermedades oculares como el entropion y la atrofia progresiva de retina, hipotiroidismo y también tienen más tendencia a sufrir algunos tipos de cáncer de células de la serie linfoide –linfoma, mastocitoma y hemangiosarcoma-.

Higiene básica
No requiere de grandes cuidados ni es necesario acicalarlo gracias a su pelo corto y duro. Basta con darle un par de cepillados de manera ocasional y limpiarle orejas, ojos y boca. Es recomendable enjuagarle los belfos después de comer o beber con una bayeta ya que es un animal que saliva en exceso.

¿Sabías qué …?

Hay que educarlo desde muy pequeño, enseñándole con paciencia y coherencia las normas de convivencia. No hay que utilizar la violencia bajo ningún concepto.

Si de adulto debe convivir con niños, es muy importante que se socialice con ellos desde cachorro.

Fuente: www.affinity-petcare.com