Cuando vemos los peces nadar tranquilamente relajados en su acuario, se nos hace imposible pensar que puedan sufrir un problema tan humano como el estrés. Pero es verdad que lo sufren, y la principal causa de ello es que viven en un ambiente que no es el suyo real, sino uno que les creamos artificialmente.

Hay muchos factores que pueden desencadenar el estrés en los peces, esencialmente cualquiera que signifique una alteración de su entorno. Por ejemplo, añadir agua no tratada al acuario, o con una temperatura inadecuada. Estas dos cosas en apariencia tan simples pueden dañar lasaludde nuestrasmascotasde manera importante. De hecho, los expertos consideran que la mayoría de enfermedades de los peces tienen su origen en condiciones inadecuadas del agua.

Otra de las causas más habituales del estrés en los peces es la mezcla de varias especies en un mismo espacio. Hay que tener en cuenta que hay peces que se comunican de manera muy diferente a otros, con lo que se pueden generar peleas continuas.

Diagnosticar si nuestros peces sufren estrés es tan sencillo como fijarnos en su comportamiento. Cuando uno de ellos esté enfermo se comportará de manera totalmente opuesta a como lo hace habitualmente. Con ello queremos decir que rechazará la comida, o comerá mucho menos de lo habitual. También veremos como se acerca mucho más a la superficie y respira con la boca abierta para coger más oxígeno o nada de manera irregular, intentando esconderse de nuestra vista.

Hay que recordar que un pez estresado no es un animal con una enfermedad física concreta, pero sí que tiene muchas posibilidades de contraer cualquier tipo de mal.